Con estas palabras la cantante del grupo, Florence Welch, expresa esa dicotomía entre cuerpo y alma. Con su música intenta romper dicha cuestión para intentar que las personas se pierdan y floten sin tener que estar sujeto a la cárcel corporal. La música de Florence + the Machine insta a dejarse ir, a olvidar las preocupaciones y a dejar que la imaginación fluya y tome el control. Este es el efecto que tiene sobre las personas. Con sus creaciones, Florence + the Machine provocan la liberación del oyente, una catástasis de los sentidos. La combinación de acordes, melodías y letras se mezclan para transportar a aquellos oídos que se deciden a escuchar sus canciones. Pero es algo más que un proceso de escucha; es un viaje a otro mundo, una aventura que lleva al mundo personal y único de cada uno; el resultado que consigue provocar la música de Florence + the Machine es esta especie de simbiosis personal irrepetible en cada persona.
En un mundo donde la música, una de las expresiones artísticas más bellas producidas por el ser humano, se ha convertido en un mero juguete en manos del capitalismo; donde el comercio, la venta de discos y el merchandaising se alzan como el barómetro que hace que los artistas actuales tengan “éxito”, es difícil encontrar a verdaderos autores cuya música traspase las barreras de lo físico y de la realidad y alcance los límites sensoriales. En la actualidad nos hemos acostumbrado a escuchar música pasajera y efímera, que depende de listas de éxitos para garantizar su repercusión. Esta música viene y va, pero no permanece. Tan pronto como sale de dichas listas o dejan de sonar en la radio, deja de ser recordadas. Pero la música de verdad no consiste en eso, los clásicos (al igual que en otras manifestaciones artísticas) perduran más allá del tiempo porque su perpetuidad no dependen de clasificaciones, sino de las interpretaciones que de ellos hagan sus oyentes, que cada vez que escuchan esos temas encuentran un significado o les provoca una reacción diferente. Read the rest of this entry »