Hoy os traemos una selección de poemas de Kevin Ávila Rodríguez, acompañados por la serie de fotografías Asociaciones permanentes del mismo autor
I
Ven a mi lado para mostrarte cómo crecen los árboles en la montaña,
que te tomen con su resplandor, que te inspiren.
Este es el lugar donde nace el Universo, frente a tus ojos.
Ya eres tu padre y tu madre,
ya eres tu montaña.
Aparta la mirada de la tierra y del cielo,
comienza el tiempo de creer.
V
Agrisa el cielo y quiebra los tonos de la pradera;
no creo que llueva.
La hierba reposa, descansa cual niño sentado luego del juego.
El viento mece con delicadeza el prado, lo calma.
Llega hasta aquí el soplo, recorre este cuerpo cansado;
me sienta en el campo y nos muestra el cielo gris desde su transparencia.
No llegará la noche hoy,
Cerraré mis ojos y soñaré la muerte; pronto será el momento de la lluvia.
VI
Noche que caes imperiosa llenando de penas los cobijos;
es a ti a quien espero callado,
es tu sueño desgarrador el que he tenido.
Tu deseo conozco, lo he sentido a mi espalda desde niño.
Ya no escapo de este encuentro,
espero tu abrazo, tu seno mortal.
VII
Ahora que los viejos árboles se sienten inspirados con su inmutable soledad,
y el labriego sólo importa cuando lo mece el viento, cuando no duerme.
Ahora te siento atenta a los interminables sucesos,
te camino y desaparezco.
Ahora que el feliz pasado aprieta nuestros pechos frágiles,
andaremos graves por la pradera hasta ver aparecer nuestra casa.
VIII
Recuerdo las palabras del Viejo chamán:
—deja que te envuelva en su despiadado y gentil halo;
conviértete en un hombre religioso, ama.
Viejo chamán, ya accedo a ti sin dolores,
ya no veo aquellas manos asesinas, ya no queda nada por destruir.
Viejo chamán, pocos son los lugares que quedan para el descanso,
pocas palabras para esconderse.
Puedes tomar tu traje, no lo quiero, puedes dormir tranquilo.
Kevin Ávila Rodríguez