El otro día hablaba con un amigo y le contaba que el kebab en Turquía me sabía distinto al que se puede comer en España. Su frustración fue mayúscula al comprobar mi dificultad para explicar diferencias o parecidos entre sabores. Para mí el limón sabe a limón y la lima a lima; soy incapaz de decirte en qué se diferencian pero sé que son distintos. Pues esto es más o menos lo que me pasa al hablar de Ru7a. Fui uno de los 45 universitarios que recorrieron las Islas Canarias este verano a bordo de la tercera edición de este campamento nómada y solo puedo definirlo a ciencia cierta como una experiencia increíble y como un viaje transformador.
Para intentar acercarme un poco más a una definición objetiva diré que Ru7a cimienta su filosofía en cuatro ejes (educativo, institucional, turístico y social). El primero de ellos hace que en este viaje el rutero se enfrente a problemas reales y que sea capaz de resolverlos adquiriendo valores y destrezas personales, tales como la cooperación o la responsabilidad. Desde el punto de vista institucional cabe destacar que este es un proyecto con una financiación responsable basado, en gran medida, en el trueque con empresas, municipios y otras entidades. Al tratarse de una expedición que recorre un territorio como el canario, Ru7a no podía olvidarse tampoco del enfoque turístico; tratando de contribuir a la construcción de una imagen unida del archipiélago y huyendo de los destinos convencionales para fomentar la visibilidad de la pluralidad que encierra Canarias. Por último, aunque indudablemente no menos importante, este viaje no sería lo que es sin la colaboración social que desarrolla tanto en los municipios por los que se mueve como a través de la difusión de estas acciones positivas a través de sus canales informativos.