Entrevista Araceli Ballesteros, profesora coordinadora del concurso de cuentos de la Red Cervantes El día E
El concurso de cuentos de la Red Cervantes celebra su edición 2013. Este proyecto comenzó con un inocente certamen de cartas a los Reyes Magos en la sede de París, y ha ido creciendo y extendiéndose a través de pekerQue (1ª edición entre redes), pasando por RuTa 19216 y aÑo12 mApA21285 hasta llegar a ese libro tímido disponible en formato online: Concurso de Cuentos Día E 2013
Hoy tenemos con nosotros a la profesora Araceli Ballesteros coordinadora del proyecto para contarnos un poco más acerca de esta edición pasada y de la que se acerca.
Araceli, explícanos un poco cómo surgió la idea, ¿cómo se pasó del inocente concurso de cartas a los Reyes Magos a esta convocatoria que abarca toda la Red Cervantes?
Bueno, en ese concurso de cartas, que data ya de hace 5 años, me llamó mucho la atención una. Un alumno que había hecho todo su aprendizaje de español en el IC de París pedía un regalo para cada uno de los profesores que había tenido en ese proceso. Me pareció de una generosidad estupenda y decidí organizar algo simbólico para agradecerle, a su vez, ese gesto. Un concurso de cuentos que se ha ido ampliado (porque los proyectos solitarios terminan languideciendo hasta morir) de manera que pudiera abarcar al máximo de gente dispar y distante pero unidos por ese interés en adquirir nuestra lengua con todo lo que eso conlleva. Aquel alumno de la carta generosa fue el germen y la representación de todos aquellos que por el mundo se interesan por la cultura hispana…
¿Qué se pretende a través de este concurso de cuentos? Ya que no sólo sirve para motivar a los alumnos a la creación, también proporciona material para el profesor que puede ser trabajado en clase. ¿Qué más?
Creo sinceramente que es muy interesante montar proyectos que creen redes. El hecho de dar la oportunidad a nuestros alumnos de liberarse del encorsetamiento académico (exagero, obviamente) de un aprendizaje formal para dar paso a la libertad es un elemento importante para demostrarles uno de los usos (y de los más divertidos) que le pueden dar a lo que aprenden en la aulas. Las restricciones, lejos de ser un obstáculo, son un acicate que ayuda a acrecentar la capacidad creadora de los participantes mostrándoles aspectos de nuestra cultura. Es una manera de ayudarlos a vehicular sus desarrollos inventivos. Que personas tan distintas y tan alejadas, no solo geográficamente, en intereses y en modos de vida se unan en el esfuerzo de crear una historia en la lengua que están aprendiendo me parece francamente digno de admiración y muy revelador en cuanto a la fuerza que tiene la propia lengua para motivar procesos creativos. En ningún momento debemos olvidar que estamos hablando de “creación de ficción” por parte de hablantes de lengua diversas que van a crear un “mundo en español”. Lo fundamental es que se den cuenta de que adquirir una lengua se convierte en la proyección de la propia personalidad en otra cultura. No sé muy bien si he contestado a tu pregunta, la verdad ¿lo he hecho?
Sí, claro que lo has hecho, no esperábamos una repuesta acotada. Y ahora dinos: ¿qué es lo más complicado en la organización de este proyecto? ¿Se encuentran muchos obstáculos en el camino? A veces es “descabellado” llevar a cabo un proyecto cultural y creativo en los tiempos que corren.
No, no lo es. Requiere mucho tesón, esfuerzo y paciencia porque cuanto más se gana en amplitud y visibilidad más se pierde en agilidad operativa, pero es normal. Cuanto mayor es la dimensión de un proyecto más gente hay implicada y más se complican los trámites por mucho que todo vaya sobre ruedas. Pero si se cree en el proyecto una aprende a domesticar la impaciencia y a afinar la capacidad de convicción. Si el proyecto es bonito la gente lo apoya, se interesa y se une para que salga adelante. Al menos así lo vivo yo en el seno del Cervantes y así me lo han ido demostrado a lo largo de estos años tanto desde la sede como desde los centros que se han ido sumando a la iniciativa de este concurso común a todos los centros.
¿Cuál es la mayor satisfacción qué te llevas con este proyecto? No son todos sacrificios, también hay una recompensa detrás.
Hay muchas: la propia satisfacción de ver que la cosas van saliendo y que la idea va calando, el apoyo y la colaboración de los diferentes centros de toda la Red que se van uniendo a la iniciativa con verdadera curiosidad e interés por animar a sus estudiantes a presentarse al concurso (hay que tener en cuenta que todo esto supone un trabajo extra a las plantillas de los centros que ya están cargados con los proyecto académicos propios de sus departamentos), pero sobre todo la comunicación directa y personal con gente de todos los rincones del mundo que te cuentan sus experiencias: desde gente proveniente de diversos horizontes que te escriben interesados en el proyecto al margen de que sean estudiantes o no del Cervantes con miles de historias y vínculos distintos y de lo más variopintos con el hispanismo en general hasta, obviamente, los aprendientes implicados que te cuentan lo bonito que ha sido participar y lo satisfactorio que les ha resultado poner a prueba sus capacidades creativas; su entusiasmo y su voluntad de continuar con el español o el agradecimiento que manifiestan por participar en un proyecto que sienten como creado expresamente para ellos. A mí me gusta mucho ver a los participantes como a los Conrad españoles; en este último certamen, que por haber abarcado a toda la red de centros se ha limitado al nivel C (el más alto) como experimento piloto, lo autores no pueden presentárseme de otra manera más que como los mejores escritores en español de lengua no materna, y eso me encanta.
¿Nos recomiendas algún cuento de los seleccionados de esta edición? Sabemos que es difícil elegir.
Tengo mis preferidos, es evidente, pero lo divertido de cada uno de ellos (al margen del disfrute directo de la lectura y el asombro ante la calidad de todos) es intentar ver lo que hay detrás de cada escritura. Las propias experiencias creativas o literarias en sus respectivas lenguas o sus preferencias como lectores. De alguna manera, intentar rastrear las huellas que les han dejado los diferentes profesores que les han ayudado a crear ese andamiaje para llegar a tener el nivel y la capacidad que tienen en la actualidad. En qué tipos de clases estarán, qué referencias tendrán o qué autores estudiarán si es el caso de cursos especiales de literatura, talleres de escritura, etc. La manera en que esos profesores, en cierta manera, han influido y animado a sus estudiantes a presentarse al concurso dándoles confianza en ellos mismos… En todos los cuentos se pueden rastrear, o al menos se puede jugar a imaginar, un poco de todo esto. Volvemos aquí al alumno primigenio que pidió un regalo para cada uno de sus profesores. Este concurso de cuentos es un poco un regalo para todos, para los estudiantes y para sus profesores también.
Cuéntanos, ¿cómo planteas el proyecto de aquí a unos años? ¿Alguna ambición?
Obviamente lo que me gustaría es que se consolidara y se ampliara y que se convirtiera en uno de los proyectos clave del Cervantes en cuanto a su relevancia internacional. Con “relevancia internacional” me refiero a ese aspecto glocal en el que estamos todos inmersos en estos momentos; la suma de esa globalización cultural que, en el mejor de sus aspectos, a mí me parece apasionante, más esa vertiente local de particularismos personales que no veo en absoluto contradictorio con el aperturismo mundial, junto con esta época en la que tenemos los medios técnicos para acceder y acercar a millones de personas, más la utilización del español como instrumento lingüístico de comunicación creativa. Estos cuatro elementos son los que me gustaría que constituyeran el espíritu que anima este trabajo. Que este proyecto se identificara por la combinación de estos cuatro elementos tan propios del siglo 21 en el que nos encontramos y, como todavía queda mucho de siglo 21, espero que dentro de unos años sea un proyecto perfectamente identificable con los tiempos que nos han tocado vivir independientemente de los momentos de zozobra e incertidumbre en los que, sin duda alguna, vamos a encontrarnos más de una vez.
Sabemos que te gusta Angélica Liddell, recomiéndanos Literatura y más Literatura para devorar antes de despedirnos.
De Angélica Liddell me gustan mucho sus puestas en escena, es cierto. En general ahora mismo estoy en un momento de asombro total ante la riqueza cultural y literaria del español como lengua llena de variantes lo que, a mi modo de ver, supone una riqueza que muy pocas otras lenguas tienen.
Me gustan y leo a autores muy diferentes. Me interesa mucho, por ejemplo, Ricardo Menéndez Salmón; todos sus libros me parecen reveladores pero La luz es más antigua que el amor es uno de los libros que más me han impresionado en los últimos años por la profunda noción de responsabilidad que exuda esta obra y la seria reflexión que hace sobre la función del arte y la creación; con un estilo radicalmente diferente la riqueza de la que hablaba más arriba me lleva a obras como La marrana negra de la literatura rosa, del mejicano Carlos Velázquez que me dejó literalmente boquiabierta y que el adjetivo “desopilante” se queda corto para describir. Entre estos dos autores hay una lista muy larga de gente que considero muy buena y cuyo manejo de la lengua y de los temas me parece magistral, pura literatura del siglo 21. En fin, digamos que estoy en un momento en el que me interesa mucho lo que escribe gente entre los 25 y los 45 años…
Gracias Araceli por estas palabras y este tiempo que nos has dedicado ¡nos vemos en París! ¡o en Sevilla!
Gracias a ti, y nos vemos, por supuesto, donde quieras y cuando prefieras.
Miriam Sivianes,
H de Humanidades